domingo, 16 de agosto de 2009

Calamaro y las lecciones aprendidas


Bueno, para nadie fue un secreto que asistí al concierto del gran Andrés Calamaro el 26 de octubre de 2008, de quien soy fanático desde que tengo 8 ó 9 años cuando escuché por primera vez “Cuando te conocí” y “Me arde”, luego “Loco”, “Alta suciedad” y “Flaca”, a los 13 años le pedí a mi prima su “Salmón” y confirmé que era demasiado hincha de este Señor (sí con mayúsculas) y canciones como “Ok perdón”, “Crucificame” y “Horarios esclavos” marcaron esa etapa de mi vida. Un año después adquirí mi primer disco original de Andrelo que fue “El Cantante”, una suerte de disco con mucha bolero pero que fue el soundtrack de ese año a la par con otro grupo que no vale la pena mencionar ahora. Dos años después escuché “El Palacio de la flores”, un álbum que no fue precisamente mi favorito pero del que rescaté canciones como “Corazón en venta”, “Rosemary”, “Contigo aprendí” (canción que le dediqué a una buena amiga) y “Mi bandera”. En 2007 el Salmón editaría “La lengua popular” un disco que marcó todo mi ciclo 2007-2 en la Universidad. Como sentía que tenía a Andrelo un poco abandonado decidí bajarme por Internet (con virus incluidos) todos los discos anteriores y quedé enamorado de canciones como “Jugando con fuego”, “Socio de la soledad”, “Clonazepán y circo”, “Todo lo demás”, “El tercio de los sueños” y por supuesto “Paloma” que debe ser la canción que más me gusta de Calamaro.

Teniendo como referencia todos los álbumes yo me cortaba si no iba a ese concierto que, para mí, fue un total éxito pero me hubiera gustado que toque canciones que aunque estuvieron voceadas que lo iba a hacer pues no lo hizo. Pero aun así, lo disfruté mucho pero hay algo sobre lo que debo escribir: Esa semana también me percaté de algunas cosas que me pasaron y que no puedo ignorar. Primero, me di cuenta que, a veces, las personas herimos sin darnos cuenta y aunque eso puede sonar trillado siempre alcanza una real magnitud cuando el afectado es uno y de alguna manera jode. Me sorprendió que personas que tú consideras de alguna manera una referencia en tu vida simplemente te ignoren de manera olímpica cuando cambia la escenografía de las situaciones. Claro que nosotros también somos culpables de permitir estas cosas pero es difícil cuando tampoco sabes cómo encarar situaciones y esto debe ser en parte por la inexperiencia. De pronto, estoy siendo muy complicado pero como ya lo dije es un rasgo que me caracteriza y eso me hace crecer (no literalmente, por supuesto). Por los pronto estoy ciertamente decepcionado por la ingratitud de quien creía era 1 buen amigo. Una lástima pero tampoco uno va a detener su vida por ello, asumo que viviré situaciones peores y tengo que guardar energías para cuando pase eso aunque debo confesar que hay personas que me gustaría que estén “ahí” cuando las necesite.

Por otro lado, me di cuenta la responsabilidad que puede significar que una persona te pide que abogues por otra. Y esto es la contraparte de lo que conté un párrafo arriba, muchas veces tampoco nos damos cuenta que otros se preocupan por nosotros y que están tan al pendiente de lo que nos pase que cualquier cosa que nos ocurra significará que esas personas entren a batallar por nosotros y por nuestra felicidad. Y esto se evidencia aún más cuando esas personas que sienten un profundo aprecio por nosotros recurren a otras porque saben que esas personas también pueden hacer, tal vez, más que ellas. Bueno, esta vez alguien me pidió que ayude a alguien. Al comienzo me desconcertó bastante pero acepté casi sin darme cuenta. Luego de un momento lo analicé y me desconcerté aún más pues la responsabilidad que tenía era demasiada. Aún así lo haré no solo porque lo siento como una suerte de misión sino porque sé que de repente también, al preocuparme por alguien, recurriría a alguien que sé que es importante en la vida de la otra persona. Y también porque es muy paja que alguien se interese por ti ¿no?

No hay comentarios: