sábado, 1 de mayo de 2010

Sr. Alegría(*) he visto Agosto: Condado Osage


Sr. Alegría tuve el placer de ir a ver el martes Agosto- Condado Osage y déjeme decirle que me he quedado gratamente sorprendido por tan excepcional puesta en escena bajo la dirección del gran Juan Carlos Fisher. Realmente todo sucedió tan rápido que no tuve ni tiempo de hacerme expectativas con esta obra pero de lo poco que tenía idea lo ha superado con creces. Para comenzar la escenografía es muy imponente pues no solo es preciosa por la decoración sino que nunca había visto las actuaciones paralelas que esta brinda, lo cual definitivamente le ha dado otra proyección a la obra. Del mismo modo la iluminación, como ya es costumbre en La Plaza siempre tan precisa y muy eficiente, especialmente en aquella escenografía. Desde un comienzo comprendí que debía ver esta obra sin juzgar a cada personaje con la moral que yo pudiera tener, pues eso me permitiría un mayor deleite. Y así fue. El tema de la desaparición de un personaje importante y las reacciones que se suscitan a partir de ella, así como verdades escondidas son temas recurrentes en el teatro ¿verdad? Pero, para mí, lo que el autor ha hecho a partir de esta situación es sorprendente porque he visto que generalmente los personajes ya se muestran humanos, honestos y desesperados desde un inicio, cosa que no sucede aquí pues somos asistentes de una debacle personal, de la evidencia de las humillaciones y las frustraciones que cada uno tiene pero, como si quisiera hacernos sufrir el autor, dadas a pequeñas dosis. Más aún en personajes como el de Norma Martínez que al final de la obra si uno hace una comparación no parece que fueran la misma persona que se mostraba segura de sí misma y con personalidad dominante de la vida. Y toda esta visión solo nos permite una buena actuación no solo de ella sino de gran parte del elenco, quizás de todo. Claudia Dammert, me cautivó de sobremanera pues era un personaje muy difícil que tenía que lidiar con su adicción con las pastillas y con el cáncer a la boca. Sin embargo, pese a la crueldad y la frialdad que pueda mostrar en varios momentos uno le llega a tener un gran cariño, tal vez porque entiendo que es una persona que sufre e intenta canalizar todo lo que le pasa de alguna manera. Por eso mismo pienso que es muy loable que esta señora haya logrado hacer de este personaje lo que hizo: Originar una vorágine de sentimientos encontrados que desencadenan en un final angustiante pero soberbio. Sin duda un complemento perfecto fue como ya le había mencionado Norma Martínez quien siempre nos brinda papeles increíbles. Ella es la prueba de toda la decadencia que puede sufrir una persona cuando tiene que encarar con una gran responsabilidad que ella eligió asumir. Y finalmente le tocó interpretar los momentos más densos, difíciles y dramáticos los cuales fueron brillantes. Juntas, acompañadas del resto del elenco pero imponiéndose frente a él, hicieron una de las escenas más hermosas que vi en el teatro: el final de una cena llena de verdades, sinceridad y dolor (escena que yo no sé por qué causó tanta risa en una parte del público, pues para mí era tal vez la escena más fuerte y dramática de la obra; quiero pensar que se trataron de risas nerviosas, en fin). No obstante, el personaje que más me encantó fue, sin dudarlo, Yona. Nunca había visto actuar a Nidia Bermejo por lo que he quedado estupefacto por la gran sensibilidad que logra mostrar a través de la obra. A diferencia del resto de personajes ella no tiene una verdad que decir o alguien a quien enfrentar, simplemente se encarga de ver y escuchar todo lo que sucede. Y lo que me sorprendió más aún de este personaje es que nunca juzga a los demás, tampoco es que trate de entenderlos, pero el hecho que tolere vivir allí pese a TODO lo que sucede demuestra una gran fortaleza que se demuestra cuando pone en su sitio a Fredy. Su encanto se demuestra cuando habla de sus padres o cuando logra conectar con casi toda la familia de modo muy singular: a través de su comida e inclusive cuando la vemos leyendo. ¿Dije que quedé encantado con ella? Pues sí, me encantó. Finalmente, puedo decir que la forma como cada personaje se construyó y la manera como se desenvolvió a través de toda la historia fue magistral. Como siempre un gusto ver a Montserrat Brugué (por alguna extraña razón no me terminó de convencer su actuación, sucede que verla toda pusilánime no me parece que haya sido un buen papel), Miguel Iza (él siempre tratando de hacer personajes antipáticos), Javier Valdés (de quien resultaba muy difícil creer todas las cosas que de su personaje decía Bárbara pero quien lo hizo magnífico), Rómulo Assereto (siempre demostrándonos su gran versatilidad), Ana Cecilia Natteri (su personaje no me parecía muy agradable pero vaya sorpresa que nos dimos), Sandra Bernasconi (a su personaje, fue inevitable, le tomé cariño pero, como casi todos, eligió vivir sin remordimientos), Carlos Victoria (comprendí que Carlos era tal vez el más normal), Patricia Barreto (tenemos que ver más de ella pues me gustó mucho esa interpretación: una adolescente que trataba de todas las formas de escapar), Carlos Mesta y Alberto Herrera (aunque pequeñas fueron vitales sus apariciones, especialmente de este último cuyo monólogo me hizo acordar a Kabul y como si fuera un presagio de lo que venía ya me esperaba lo mejor). Los momentos de risa muy bien equilibrados con los angustiantes, en tres horas (larga, ¿no?) que son realmente buenísimas.

*Este es un comentario que escribí para el blog del Sr. Alonso Alegría quien es para mí el mejor crítico teatral de este país, principalmente porque es dramaturgo y sabe de lo que habla. Para los que no lo saben, tiene un blog en Perú.21.

lunes, 12 de abril de 2010

De cuando decidí creer...


Para nadie es un secreto la conservadora educación que recibí. De hecho, gran parte de mi familia se enorgullece de habérnosla dado y, claro, no la culpo pues no hubiera podido ser de otra manera dado que no tenía otro referente. Sin embargo, este asunto no solo vino de casa sino, por supuesto, del colegio. A diferencia de muchas personas yo la pasé muy bien en el colegio. No puedo decir que fue la época más hermosa de mi vida porque no la fue, sin embargo conocí a personas tan espectaculares que es inevitable acordarme de ellas cuando viene a mi mente una gran mole azul y celeste en medio de dos avenidas importantes del distrito y esbozar una sonrisa de pura nostalgia.

Pese a todo ello, muchas veces, y lo recuerdo perfectamente, odiaba esa política religiosa del mete miedo. Tal vez la gran mayoría de mis compañeros y amigos no se hacía muchas paltas por ello, simplemente lo asumían como parte del paquete Marista. ¿Y en qué consistía esta política? Era esa en la que nos decían que teníamos AB-SO-LU-TA libertad de hacer lo que nos haga felices pero sin exceder los límites y precisamente eran estos límites los que uno quería explorar. Como decía, muchos no se hacían paltas o no hacían lo que querían (me incluyo) o las hacían a escondidas y si los descubrían pues cargaban con el muerto pero sin mayor apremio. Hasta la gente que se creía más “viva”, era incapaz de decir algo que incomode. ¿Si me estoy lavando las manos porque esperaba que ellos hablaran y yo no hacerlo? Probablemente. Recién ahora puedo cuestionar todo ese conformismo absolutista del que fuimos presos. Porque, cabe aclarar que si no te unías, te mantenías al margen pero jamás, JAMÀS contradecías. Y lo que me molestaba más aún que usaran a Dios, a la Virgen y a San Marcelino en esa defensa cerrada de la moral y las buenas costumbres, las cuales eran aceptadas por los padres cuando ellos, y está de más decirlo, eran los primeros en transgredirlas.


Como suele ocurrir en una gran parte de casos, el utilizar los nombres que no les correspondía usar originaba rechazo, distorsiones, cismas y (sí) dilemas morales. Pero todo en voz baja, muy baja y sin mucho aspavimento. O si alguien las decía era un “posero, pues”. Eso originó que dejara de creer, no de manera absoluta pero sin con mucho escepticismo, en la Iglesia Católica y en muchas cosas. Jamás cuestioné si hubo o no la Resurreción, si María era Virgen o si María Magdalena tuvo algo con Jesús. Para ser sincero, me parecía una tontería estar discutiendo esos temas porque creo firmemente que cada uno elije qué creer y si no te gusta, piña pues. Lo que sí cuestionaba y aún cuestiono es el cinismo de algunas personas al decir infinidad de cosas y después no hacerlas. Esos golpes de pecho y el fingir que son las personas más altruistas del planeta cuando ni en sus más profundos lo serán. Me llega la pose del arrodillamiento y los ojitos cerrados cuando simplemente lo hacen para no ser señalados como malos hijos de Dios, cuando en la vida diaria son parte de la peor calaña.

Pero ojo, no hay que caer en el facilismo de criticar esas cosas sin tomar en cuenta que hay gente que lo hace con verdadero compromiso y siendo muy consecuentes con los que piensan y hacen. Mis respetos para ellos. Inclusive, siento un gran respeto por muchos sacerdotes quienes sabiendo que los integrantes de la Iglesia muchas veces cometen grandes errores no le huyen a nada y siguen viviendo para influenciar en sus feligreses y todos vivamos de la manera más pacífica y tolerante posible, no tapándose los ojos y negando asuntos evidentes sino cuestionando de manera correcta y como dicta la conciencia y la justicia.


A través de los años, he vuelto a la senda del catolicismo pero no de la misma manera como la aceptaba en el colegio. Probablemente algún personaje de calzón con bobos cuestione mi forma de llevar la religión y me dirá hipócrita o Católico a la carta. Pero, para ser sincero, no me interesa. Yo elegí creer en Dios y en la Virgen porque, más allá de que algunos cuestionen su divinidad y otros asuntos arriba expuestos, se han convertido en esa fuerza sobrenatural y humana a la vez que me hace sentir fuerte y seguro. Es una fuerza que me inspira a levantarme cada vez que me caigo. Es una fuerza y una luz que me guía y que se convierte en mi todo. Tal vez a muchas personas les moleste o incomode mi positivismo y optimismo, pero ello me lo brinda Dios. Si sientes que tu vida se siente incompleta, tal vez le falte Dios. No creas nunca que tu estilo de vida y Dios son incompatibles, dejemos que esas ideas anacrónicas mueran en nuestras generaciones. Dios, nos acepta y nos quiere como somos. Además la máxima de la vida es la felicidad y el amor, por más cursi que nos parezca, y todos luchamos por ello. Eso es ser verdaderamente consecuente: luchar no solo por nuestra felicidad sino también por la del otro. Líneas arriba, juzgaba los falsos golpes de pecho y las limitaciones que nos imponían. Generalmente esas personas tienen su vida en oscuridad y en mierda y así quieren que sea la vida de todos. No dejemos que eso ocurra, luchemos nosotros con la fuerza divina por ser felices. Si ser felices implica (aunque Pellón o Llajaruna -a quienes recuerdo con mucho cariño- probablemente no concuerden conmigo en algunas de estas apreciaciones) que tengas que usar una píldora que no es abortiva, que tengas que ir contra los prejuicios de cualquier tipo, que quieras estar con alguien de tu mismo sexo o que tengas que escoger un método anticonceptivo ¿qué esperas? Lucha por ello. Evidentemente, la Iglesia no estará de acuerdo en muchas cosas que pienso y en las que creo firmemente pero no quiero que nada vaya en contra de mi lucha, porque además y esto es lo más importante Dios donde quiera que esté sé que quiere estar conmigo en mi felicidad.



Todo esto no fue por una espontánea nostalgia y por un súbito arranque de religiosidad. El domingo fui a misa (y no tengo vergüenza de admitirlo) y el Sacerdote nos recordó lo bonito que es preguntar por tu vecino, acogerlo y ver su felicidad. No olvidemos de hacerlo, luego esa persona nos puede retribuir en el momento que más lo necesitemos.




Y bueno, canciones para relajarnos un poco y ser felices.

Bad kids- Black lips.



A bushel and a peck- Doris Day.



Mes emmerdes- Charles Aznavour.



Quelqu'un m'a dit- Carla Bruni.

viernes, 26 de marzo de 2010

Porque las segundas partes no son tan buenas...

Pero tienen su atractivo...Tores tores reflectores, tives tives, detectives, lucas lucas las pelucas(8) jajaja

jueves, 28 de enero de 2010

Cosas que odio de ti



Siguiendo con mi política de odios...esta vez me referiré a las cosas que odio de ti y únicamente de ti.

Tu impuntualidad.
Tu petulancia.
Tu mal humor.
Tu timidez.
Tu poco carisma.
Tu amargura.
Tu conchudez.
Tu sorna.
Tus lágrimas.
Tus malicia.
Tu cursilería.
Tus compras.
Tu dinero.
Tus traumas.
Tus complejos.
Tus locuras.
Tus pensamientos.
Tus sesudos comentarios.
Tu poca autoestima.
Tu cobardía.
Tus miedos.
Tu silencio.
Tus tropiezos.
Tu poca constancia.
Tu inestabilidad.
Tus fraudes.
Tus estafas.
Tus fracasos.
Tu ceguera.
Tu sordera.
Tu mudez.
Tu sordidez.
Tus huidas.
Tus escondites.
Tus partidas.
Tu poco talento.
Tu vulgaridad.
Tu desventura.
Tu mal gusto.
Tu debilidad.
Tus negaciones.
Tus odios.
Tus envidias.
Tu maldad.
Tu adiós.
Tus retrocesos.
Tu desfachatez.
Tu terquedad.
Tu pituquería.
Tu ridiculez.
Tus prisas.
Tu solemnidad.
Tus pérdidas.
Tus ilusiones.
Tus mentiras.

martes, 26 de enero de 2010

5 cosas que odio de todo el planeta


1.- Odio el sonido de los claxon: No solo los odio: Los detesto con todo mi pequeño y atribulado ser. No hay manera en que no me altere el sonido chirriante, antojadizo, jodido, cargoso, molestoso, irritante e insoportable de ese invento que lo único que hace es contribuir a la contaminación acústica de este país. Debe haber sido 500 mil millones de veces las ocasiones en las que he insultado chóferes por ponen en práctica tan dañino hábito. Y lo peor es que no dejan de hacerlo pese a las multas que supuestamente han creado. ¿Cómo es que un pequeño taxi tenga la potencia de un camión que transporta arroz en plena Panamericana sur? No lo entiendo y jamás lo entenderé. Y para colmo, he tenido problemas con familiares y amigos por culpa de estos ruidos pues después de escucharlos, automáticamente me pongo de mal humor y, evidentemente, me vuelvo un ser agresivo e intratable lo cual, como ya dije, me ha traído (no tan) pequeñas desavenencias. Muerte al claxon, ¡¡por favor!!

2.- La basura: Aunque valga hacer una aclaración: La basura en su lugar es perfecta, el problema es cuando la basura está en las calles. Yo digo: ¿realmente es taaaan difícil poner la envoltura de tu galleta en una bolsa y llevarla hasta un tacho? ¿Tanto trabajo cuesta esperar a bajar del carro? ¿Por qué no pueden caminar unos pasos más? ¿No se dan cuenta, acaso, que afean la ciudad? Come on!

3.-El humo del cigarro: Ok, yo alguna vez en mi vida fumé, pero es realmente conocido que lo hice, como casi todo el mundo, por simple y pura posería, monada y por un afán inexplicable de aceptación. Pero ahora que no tengo pelos en la lengua y algo más de personalidad debo admitir que no me gusta tener cerca gente que fuma. El humo del cigarro a-pes-ta. Y punto.

4.-La impuntualidad: Probablemente mis amigos (a los que hecho esperar horas) no me crean pero realmente la odio. Aunque permitiéndome hacer un pequeño análisis diría que yo sí me hago esperar porque inconcientemente (aunque si lo acepto ahora digamos que tan inconciente no es) pienso que las personas importantes se hacen esperar y es hartamente conocido que mi ego alcanza magnitudes incontrolables, por lo que sí, me creo importante y sinceramente lo soy (que alguien me salve del amor propio ¡por Dios!). El hecho es que si a mí me hacen esperar, no solo me molesto (y mucho) sino que me altero y empiezo a maldecir hasta a la hormiga que pasa por alguna plata en esos momentos.

5.-La cursilería: Lamentablemente, el Facebook tiene la opción de ver las actualizaciones. Y digo lamentablemente porque en ellas se puede ver el “espontáneo” amor de algunas parejas a las que tengo agregadas. Y no tendría ningún problema con todas esas muestras de afecto si no fueran porque mis ojos se posan en ellas y a veces es muy tarde pues ya lo leí todo y me el asco y las arcadas se acercan como un torrente, casi casi como cuando a Mafalda le dan sopa. No voy a negar que a veces yo también me he puesto medio cursilón pero eso en el ámbito privado, obvio. No ando dando muestras de afecto así por así, come on! Menos por Facebook. Y encima esas palabras son tan rosa y además melosas que nos resbalamos en tanta miel.

I hate everyone- Get set go.

Y me vino la angustia...



No voy a negar que he estado intentado por todos los medios desprenderme de partes de mí que me hacían peor persona. ¿Lo estoy logrando? Pues, no lo sé. O sea, puedo decir con aires de solemnidad que sí, pero come on! La verdad la veremos en unos meses, ¿no? Recién vamos 26 días de enero y sería muy prematuro dar algún tipo de declaración acerca de mi extraña y truculenta vida. Por lo pronto, iré tratando de entenderme más. Hasta el 31 de diciembre creía en la filosofía de que “el otro año seré otro David”, pero llegó el año nuevo y me sentí estúpido repitiéndome eso. Sin embargo, recordé algunas cosas que había dejado de lado: Disciplina, equilibrio y que TODO pero absolutamente TODO depende de mí.

Es cierto que a veces soy poco constante, que me agoto, y que luego me entra la angustia, como una suerte de Felipito, pero la verdad es que ya estoy grandecito para andarme con tonterías. Ya estuvo bueno de cuestionamientos, de confusiones, de tormentos. Ok, es cierto que sin todos ellos no sería yo pero bueno, los voy a relegar un poquito en aras de dedicarme a cosas mas importantes, ahora. Siento que el tiempo y la vida se me va y necesito hacer muchas cosas. ¡Ya cumplo veinte! Y por alguna extraña razón siento que esos años ya pesan. Supongo que esta década terminaré la carrera, trabajaré, ganaré experiencias, trataré de independizarme de alguna manera, viajaré, escucharé mucha música pero, sobre todo, amaré. No me gustaría ni casarme, ni tener hijillos, pero quién sabe…la vida nos tiene guardadas algunas sorpresillas por ahí.

Pero si hay algo que espero mucho es que no me abandonen esas personas a las que tanto quiero. Sin ellos no tendría la fortaleza de seguir adelante, pese a las dificultades. El 2009 fue un año malo en bastantes aspectos, así que ando bien concientizado que el 2010 traerá felicidad, mucha felicidad, y no temo estar sonando romántico, pues es un deseo que sale del alma, de lo más profundo del alma porque este año no quiero que me venga la angustia…

Y finalmente, tomando las palabras de Feliper pero en mi versión: "Desde hoy seré un Davilino decidido, la duda ahora es que no sé si optar por la AUDACIA ARROLLADORA o por la DETERMINACIÓN TAJANTE"

Algunas canciones que me gusta mucho: The Beatles- I’ve just seen a face.



Janis Joplin- Me and Bobby Mc Gee.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Con aires de libertad y timidez.


Hablé con dos personas importantes en mi vida.
Y entendí por qué son importantes.
Admiro a estas dos personas.
Expresan partes de mí que se resumen en:
"Con aires de libertad y timidez".
Contradicciones.